Una reciente investigación realizada por el Instituto Central de Salud Mental de la Universidad de Heidelberg en Alemania arrojó que el estrés podría afectar al envejecimiento biológico de los bebés.
El estudio fue publicado en la Neuropsychopharmacology, una revista internacional y la publicación oficial de la American College of Neuropsychopharmacology (ACNP), ahí se explicó que se aplicaron entrevistas y cuestionarios y se analizaron los hábitos del estilo de vida y la percepción de estrés sufrido durante el embarazo de más de 300 mujeres, así como la aparición de cualquier tipo de trastornos psicológico, se tomó en cuenta también la edad paterna como posible condicionante del envejecimiento prematuro de los hijos.
Tras esto, descubrieron que la percepción del estrés maternos estaba asociado con telómeros (regiones de ADN, cuya función principal es la estabilidad estructural de los cromosomas y el tiempo de vida de las estirpes celulares) más cortos en los recién nacidos pero eso no afectaba a los telómeros de la madre.
En segundo lugar, el estilo de la madre se asoció con telómeros más cortos maternos, pero no con una reducción en la longitud de los telómeros en los recién nacidos, en los neonatos no influía la edad paterna.
Los telómeros se acortan sustancialmente cuando las personas envejecen, por lo que consideran que la longitud de los mismo son un indicador biológico del envejecimiento, por lo que los telómeros al nacer constituyen un indicador de la esperanza de vida.
Por lo que observar una relación del estrés materno prenatal y la longitud de los telómeros en la descendencia es atribuible, debido a esto recomiendan no dejar de lado el apoyo emocional y psicológico a las embarazadas, no solo porque el estrés podría incidir en el envejecimiento prematuro de los hijos, sino porque puede impactar de manera negativa a quienes lo padecen.