Cuando nuestros hijos dejan la etapa de sólo consumir leche y pueden obtener líquido de otras fuentes, como mamás siempre tratamos de darles las opciones más saludables.
Dieta rica en frutas y verduras, agua simple o jugos son algunas de las opciones que consideramos saludables. Sin embargo, estos últimos no son tan sanos como nos han hecho creer.
Para empezar, de acuerdo a nutriólogos que trabajan con la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), cuando hacemos el jugo se pierden casi todas las propiedades de la fruta que la hacen nutritiva para nosotros y en sí lo único que queda es: azúcar.
El azúcar se manifiesta tanto en la fructosa como en la glucosa, las cuales a pesar que los niños se mantienen más en movimiento que los adultos, se absorben muy rápidamente y pasan directo a la sangre, lo cual puede generar enfermedades como la diabetes.
Sobre las propiedades de la fruta, ésta contiene fibra, vitaminas y proteínas que al molerse y colarse, se quedan en el zumo restante, dejando sólo la parte azucarada.
Esto no quiere decir que el jugo sea malo, sí se puede tomar y es una buena opción para que el niño obtenga la dosis diaria de glucosa que necesita su cuerpo para tener energía (mientras esa sea su única fuente de glucosa en el día), lo que debe evitarse es que se consuma como bebida habitual para saciar su sed.
Si quieres darle algo de beber además de la continuación alimenticia con leche materna, de fórmula o de vaca, lo mejor es que le des agua simple. Será mejor que desde pequeño se acostumbre a ella, ya que cuando crezca la beberá como un hábito y cuanto a los jugos, que los beba como te dijimos antes, con moderación o sepas que tendrá un día ajetreado donde necesitará mucha energía.