Azules, verdes, cafés o grisáceos. El color de los ojos de los recién nacidos es un misterio.
Como mamás quisiéramos que con tan sólo desear un tono o color, automáticamente nuestro bebé naciera con éste. Pero al final es la genética quien tiene la última palabra y por lo tanto la que nos asigna las características que nos hacen únicos, ojos incluidos.
Al nacer un bebé, es muy probable que el color de sus ojos se modifique. De hecho es de los 6 meses al primer año cuando ya se define el tono final que el niño tendrá para toda su vida, aunque hay casos extraordinarios donde después de los dos años el color de los ojos cambia.
Antes que nazca no sólo te fijes en el color de los tuyos o en los de tu esposo, sino en el árbol genealógico de ambos. A veces los genes dominantes se manifiestan hasta dos o tres generaciones después. Por eso, si tú y tu pareja tienen los ojos cafés, pero tu bisabuela azules, hay una gran posibilidad que esta característica se herede a tu hijo.
Tus hermanos, tíos, primos y hasta tatarabuelos también pueden influir porque en su mezcla genética hay miles de posibilidades.
De igual forma, si aun existiendo familia con ojos de color, el tono final de los de tu bebé es café u oscuro, no te sientas mal, ya que también gracias a la genética, ¡no hay color de ojos que sea igual que otro! Tienes un hijo único e inigualable.