A veces como mamás, quisiéramos viajar al futuro y tener una máquina que con sólo escuchar un fragmento del llanto de nuestros hijos, nos dijera de qué se trata y qué hacer para detenerlo.
Pero en lo que la tecnología avanza, hay señales básicas que podemos memorizar y que así nos sea más sencillo saber por qué lloran nuestros pequeños.
En la mayoría de los casos, tú podrás controlar el malestar de tu hijo, pero siempre será bueno tener la asesoría del pediatra. Por ejemplo, con los cólicos el llanto es usualmente muy intenso, dura tres horas o más al día y durante la semana tiende a repetirse por tres días. Si persiste por más de un mes, es cuando debes buscar la ayuda del médico de tu pequeño para que te apoye.
Los signos comunes
Si el llanto viene después de la comida, lo más seguro es que el bebé necesite eructar. Pero si es antes de comer y al tocarles la mejilla giran el rostro hacia ti, es que ya tienen hambre.
Signos donde notes a tu bebé nervioso o muy inquieto además de las lágrimas, es que algo le incomoda en la ropa, tiene sueño o está sobreestimulado.
Cuando los veas llorar con los ojos abiertos y mirando un punto específico, la mayoría de las veces es que están enojados. Pero si tienen dolor o miedo, es cuando cierran los ojos para llorar. En el caso de los recién nacidos, no verás lágrimas físicas porque aún no se terminan de abrir sus conductos lacrimales.
Los dientes son otros causantes de lágrimas, por lo que de los 4 a los 7 meses será muy común que tu bebé llore por la aparición de estos.