Muertes de familiares, adicciones por parte de los padres, separaciones tumultuosas o el no atender a tiempo un problema psiquiátrico, son algunos de los factores en la niñez que se acumulan hasta llegar a la adolescencia donde pueden derivar en depresión y llegar a cometer suicidio.
Dicho descubrimiento fue hallado por un estudio en Suiza que se publicó en el British Medical Journal. Se trabajó con medio millón de jóvenes suecos nacidos entre 1987 y 1991 y se les preguntaba cómo había sido su entorno familiar desde que fueron bebés hasta la actualidad.
Quienes respondían haber vivido muchos problemas desde la infancia, eran los mismos que tenían pensamientos suicidas en el presente. Sin embargo, el estudio admite que no se puede asociar por completo estos antecedentes con la depresión que alguien sufra, ya que hay casos de jóvenes que cometen suicidio o caen en depresión, a pesar de haber tenido una infancia plena.
Lo que sí sugiere la investigación, es que los gobiernos de los países destinen una buena cantidad de su presupuesto en prevención de suicidio desde la niñez, sobre todo acercándose a los grupos vulnerables que han experimentado dificultades.
También proponen el apoyo psicológico para los jóvenes que ya padecen depresión, trastornos psiquiátricos o que se consideran suicidas.
En cuanto a la actitud de los padres, el estudio les pide que estén al pendiente de sus hijos desde pequeños, así como al ambiente o ejemplo que les dan en casa. Es por eso que sugieren que tal vez en algún punto los padres también puedan tomar un poco de terapia y así evitarles problemas en el futuro a sus hijos.