La lactancia materna es una de las cosas más maravillosas que puedes hacer por tu hijo, pero causa estragos en los senos. Ya que primero hace que aumenten de tamaño y luego que pierdan volumen y se caigan.
Afortunadamente hay soluciones no quirúrgicas que pueden ayudar a prevenir la flacidez y caída. Sólo tienes que hacer mucho esfuerzo y trabajo.
Durante el embarazo, los ligamentos de Cooper, que son las bandas que unen el pecho al músculo y proporcionan apoyo, se estiran junto con la piel. Este aumento del tamaño es la manera del cuerpo de prepararse para la lactancia y puede causar que los pechos se caigan debido a la tensión adicional puesta en los ligamentos. Con el tiempo, los ligamentos de Cooper pierden elasticidad. Son como una banda elástica desgastada.
Después de que el bebé nace y cuando la madre comienza a amamantar, los pechos sufren otro cambio porque los conductos de leche crecen y se llenan. Como resultado, se produce estiramiento adicional. Durante los primeros días después del nacimiento, los pechos tienden a estar pesados debido a la producción de leche y después de dos semanas regresan al tamaño que estaban durante el embarazo y se mantienen así hasta que decidas destetar a tu bebé.
Además de la lactancia materna, la edad de una mujer también puede ser un factor para los senos caídos. Varios estudios demuestran que en las mujeres de más de treinta años, la piel pierde elasticidad mucho más rápido, y esto puede afectar a sus senos también.
Además, las mujeres que tienden a consumir alcohol, bebidas carbonatadas y nicotina también muestran signos de envejecimiento prematuro y debilitamiento de la estructura celular de su piel.
Cómo prevenir o salvar a tus senos de la flacidez:
Usa un buen sujetador
Asegúrate de usar sujetadores diseñados para amamantar (aunque ya hayas dejado de hacerlo) de calidad que son del tamaño correcto y ofrecen el apoyo adecuado. Elige aquellos que tienen una banda de apoyo y con tirantes más anchos.
Tener buena postura para amamantar
Evita inclinarte sobre el bebé para amamantar. La mayoría de las madres lo hacen sin saberlo mientras amamantan. Usa una almohada de enfermería o algún tipo de apoyo para elevar al bebé al nivel de tu pecho. Evita la inclinación y doblar el pecho hacia abajo para que llegue al bebé. Mejorar esta simple postura y posicionamiento durante la lactancia ayudará a prevenir que tus senos se caigan.
Empezar a hacer ejercicio
Una vez que tu médico lo permita, comienza a hacer ejercicio tan pronto como puedas. Esto te ayudará a perder el peso ganado durante el embarazo y mejorará el tono muscular mientras aún amamantas.
Ejercicios simples como caminar, trotar, nadar o incluso yoga, ayudan a perder peso adicional y mejoran el tono muscular. Como seguro estarás agotada cuidando a tu bebé todo el día: haz lo que puedas cuando puedas. Asegúrate de bajar el peso lentamente, ya que perder una cantidad considerable rápido puede dar lugar a la flacidez.