Por más que una pareja trate de hacer su separación lo menos pesada posible para sus hijos, ésta los afecta no sólo psicológicamente, sino también en el área de las defensas de su cuerpo.
Según un artículo de Health24, los problemas matrimoniales pueden crear una seria inestabilidad en la familia y sentimientos de inseguridad en el niño y un divorcio hostil puede aumentar el riesgo de un niño de enfermarse con regularidad de la garganta.
“Las experiencias estresantes de la vida temprana hacen algo a nuestra fisiología y procesos inflamatorios que aumentan el riesgo de una salud más pobre y enfermedades crónicas”, explicó el investigador Michael Murphy de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh.
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que adultos que experimentaron el divorcio de los padres durante la infancia están en mayor riesgo de una salud más pobre.
El estudio incluyó a más de 200 adultos sanos expuestos al virus del resfriado común. Aquellos cuyos padres vivían separados y no se hablaron durante la infancia, tenían tres veces más probabilidades de desarrollar un resfriado que aquellos cuyos padres permanecieron juntos.
Mientras que el estudio sólo encontró una asociación y no un vínculo de causa y efecto, una razón sugerida por los investigadores para el aumento del riesgo de un resfriado fue la inflamación aumentada en respuesta a la infección viral.
Mientras tanto, los investigadores encontraron que los adultos cuyos padres se separaron durante la infancia pero permanecieron en contacto, no corrieron un mayor riesgo de contraer un resfriado: “Nuestros resultados apuntan al sistema inmune como un portador importante del impacto negativo a largo plazo del conflicto familiar temprano”, dijo Sheldon Cohen, profesor de psicología en Carnegie Mellon.
Los investigadores concluyeron que una continua comunicación entre los padres a pesar de la separación, evitará efectos dañinos sobre la salud de sus hijos.