Ya forman parte de nuestro día a día, ya “no podemos vivir” sin ellos. Sí, me refiero a los iPads, iPhones y toda la bola de “gadgets” tecnológicos que poco a poco nos han hecho sus esclavos.
Me ha sido muy difícil asimilar que la infancia que yo tuve es muy diferente a la que tienen los niños de hoy. Me cuesta trabajo darme cuenta de que los niños ya casi no juegan afuera, que es mas común verlos jugando con el iPad, Xbox, celular etc.
Desde que mi hija nació, me he dado a la tarea de enseñarle más los tipos de plantas, que la pantalla del iPad. Claro, no puedo negar que el iPad ha sido una súper herramienta para enseñarle vídeos que le gustan y le ayudan en su desarrollo, pero trato de que no la usemos mucho.
Cada que podemos, aprovechamos el día desde tempranito (ya que el calor, al menos aquí en Monterrey, está insoportable a partir de las 12 pm) y me llevo a mi beba a explorar y descubrir la naturaleza. La manera en que disfruta es indescriptible y puedo ver como le interesa aprender sobre todo lo que la rodea. ¡Le encanta pasar tiempo afuera!
Hace poco leí un artículo que explica que efectivamente, el que los niños jueguen afuera se siente bien, no nada más por que sí, sino porque tiene muchos beneficios. Te comparto cuáles son.
BENEFICIOS DE JUGAR AL AIRE LIBRE Y EN LA NATURALEZA:
1. Jugar afuera nos ofrece una rica variedad de libertad, riesgo y oportunidades de juego. El juego con riesgo ayuda a desarrollar la seguridad y autoconfianza del niño. También le ayuda a desarrollar la habilidad de tomar decisiones por sí mismo.
2. Los conecta más con el mundo real. Aprenden a cuidarse de cualquier peligro y fomenta el convivio con más personas.
3. Les ayuda a dormir. La luz natural regula el “reloj interno” que apoya a sentir energía durante el día y fatiga durante la noche para descansar bien.
4. Disminuye el estrés. Ha sido comprobado científicamente que jugar en la naturaleza ayuda a los niños a explorar, entender y resolver emociones que tenían atoradas.
5. ¡Jugar afuera les da más vitamina D! La vitamina D previene infecciones y enfermedades autoinmunes. También ayuda al desarrollo de los huesos y dientes.
6. Los hace niños consientes y sensibles a la protección de su planeta. El pasar más tiempo afuera los invita a querer, cuidar y valorar su planeta y a quien lo habita.