Si alguna vez te han gritado, sabes que una voz fuerte no hace el mensaje más claro. Lo mismo pasa con tus hijos. Los gritos sólo les hacen daño y la disciplina será más difícil, ya que cada vez que levantas tu voz, su receptividad disminuye.
Investigaciones recientes señalan que gritar hace que los niños sean más agresivos: física y verbalmente. Gritar en general, no importa cuál sea el contexto, es una expresión de ira. Asusta a los niños y los hace sentirse inseguros. La tranquilidad, por el contrario, es reconfortante, lo que hace que los niños se sientan amados y aceptados a pesar del mal comportamiento.
Incluso en algunos casos, puede calificarse como abuso emocional. Se ha demostrado que tiene efectos a largo plazo, como la ansiedad, la baja autoestima y el aumento de la agresión. También hace que los niños sean más susceptibles a la intimidación, ya que su comprensión de los límites saludables y el respeto propio son sesgadas.
¿Qué hacer para no gritar?
Los niños que tienen una fuerte conexión emocional con sus padres son más fáciles de disciplinar. Cuando los niños se sienten seguros e incondicionalmente amados, serán más receptivos al diálogo y escucharán antes de que un conflicto se convierta en un episodio de gritos.
1. Date un tiempo de espera
Antes de perder el control y levantar la voz, aléjate de la zona de conflicto por unos momentos. Reevalúa y respira profundamente hasta calmarte.
2. Habla de las emociones
La ira es una sensación normal que puedes controlar si la manejas correctamente. Al reconocer todas las emociones, desde la alegría, la emoción hasta la tristeza, la ira, los celos y la frustración, enseñas a tus hijos que somos humanos. Habla acerca de cómo te sientes y alienta a tus hijos a hacer lo mismo. Les ayudará a desarrollar una actitud respetuosa hacia sí mismos, los demás y formará relaciones saludables en la vida.
3. Resolver su mal comportamiento con calma, pero firmemente
Los niños se comportan mal de vez en cuando. Es parte de crecer. Habla con ellos de una manera firme pero dejando su dignidad intacta. Aclara que ciertos comportamientos no son tolerados. Una forma buena de hacerlo es cuando los veas a los ojos, bájate a su nivel, para que no sientan que estás arriba de ellos.