Tal vez te pasa que desde que te convertiste en mamá, algunas amigas se fueron y llegaron otras. Pocas se quedaron o tal vez ya no te identifiques tanto con aquellas a quienes veías casi como hermanas.
Aunque a veces resulte triste que las amistades se alejen de nosotros y nos sintamos solas sin tantas amigas como teníamos antes, la realidad es que es mucho mejor tener pocas o pocos amigos.
De hecho, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Oxford de 3 a 5 amistades son más que suficientes para que seamos realmente felices y hasta nuestra salud sea mejor. Lo que sí es importante, es que estas personas, sean gente que de verdad haga por nosotros lo que un verdadero amigo debería: apoyarnos, motivarnos, escucharnos, aconsejarnos, cuando sea necesario regañarnos y en los momentos donde los necesitemos, ayudarnos.
Esta interacción debe ser recíproca y vivencial, o sea, si sólo te escribes por mensajes o interactúas por redes sociales con tus amigos, no es una amistad que de verdad haga algo bueno por ti.
En el caso de nuestras amigas una vez que somos mamás, si son amistades reales, comprenderán que tu vida cambió y a veces no tendrás tiempo de realizar las actividades que antes hacías con ellas, pero eso no quiere decir que las quieras fuera de tu vida. Es aquí cuando ellas pueden hacer algo por ti y de vez cuando visitarte, ayudarte con algunas tareas del hogar o apoyarte en el cuidado de tus hijos.
Sin embargo tampoco debes verlas como ayudantes o creer que parte de su responsabilidad como amigas, es apoyarte en todo momento. Es un proceso natural que a veces pasa y a veces no, mientras ellas mantengan el contacto físico contigo, eso será bueno para todas.
Así que si eres de las personas que tienen pocos amigos, no te preocupes, mientras esas amistades sean cercanas y las sientas, casi como de tu familia, es que estás haciéndolo bien.