El comportamiento irrespetuoso o grosero en adolescentes es bastante común. Aunque esta fase pasará con el tiempo, hay algunas estrategias que pueden ayudarte a manejar la falta de respeto de tu hijo.
Falta de respeto: ¿de dónde viene?
No todos los adolescentes son groseros o irrespetuosos, pero algunas faltas de respeto son una parte normal del crecimiento adolescente y el desarrollo.
Esto se debe en parte a que tu hijo está aprendiendo a expresar y probar sus propias ideas independientes, por lo que habrá momentos en que no esté de acuerdo. Desarrollar la independencia es una parte clave del crecimiento y una buena señal de que tu hijo está tratando de asumir más responsabilidades. Pero también sigue aprendiendo cómo manejar el desacuerdo y las opiniones divergentes apropiadamente.
Además, el estado de ánimo de tu hijo puede cambiar rápidamente. Debido a cómo se desarrollan los cerebros adolescentes, tu hijo no siempre es capaz de manejar sus sentimientos y reacciones cambiantes a cosas cotidianas o inesperadas. Y esto puede conducir a la sobre-sensibilidad, que puede conducir a su vez a mal humor o grosería. A veces el comportamiento irrespetuoso también podría ser una señal de que tu hijo se siente particularmente estresado o preocupado.
Y los adolescentes empiezan a pensar de una manera más profunda de lo que hicieron unos años antes y pueden tener pensamientos y sentimientos que nunca antes tuvieron. Algunos jóvenes parecen irrumpir en el mundo con una visión contradictoria y radical sobre todo. Este cambio hacia un pensamiento más profundo es una parte normal del desarrollo también.
No importa cuán gruñón sea tu hijo, todavía valora el tiempo hablando y conectándose contigo. Es posible que tengas que ser un poco más comprensiva si es de mal genio o cambiante. Puede ayudar a recordar que esta fase normalmente pasará.
Consejos para la disciplina
- Establecer reglas claras sobre el comportamiento y la comunicación e involucrar a tu hijo en las discusiones sobre las reglas.
- Concéntrate en el comportamiento de tu hijo y cómo se siente al respecto. Evita comentarios sobre la personalidad o el carácter de tu hijo. En lugar de decir: “Eres grosero”, trata algo como: “Me duele cuando me hablas así”. Está bien decir de vez en cuando con claridad cómo te sientes. “Me siento furiosa contigo justo ahora. Tú sentirías lo mismo”.
- Establece y usa las consecuencias, pero trata de no poner demasiadas.
Consejos para la comunicación
Mantén la calma. Esto es importante si tu hijo reacciona con “actitud” a una discusión. Detente, toma una respiración profunda y continúa con calma con lo que querías decir.
Utiliza el humor. Una risa compartida puede romper un estancamiento, traer una nueva perspectiva o aligerar el tono de una conversación. Ser alegre también puede ayudar a sacar el calor de una situación (pero evita burlarte, ridiculizar o ser sarcástica).
No hagas caso de los encogimientos de hombros de tu hijo, ojos levantados y miradas aburridas. Mejor ignóralo.
Checa tu entendimiento. A veces los adolescentes son irrespetuosos sin el significado de ser grosero. Una respuesta útil puede ser algo así como: “Ese comentario resultó bastante ofensivo. ¿Esa fue tu intención?”.
Dale a tu hijo elogios cuando se comunica de una manera positiva. Esto le permite saber que eres consciente y valorar sus opiniones.