Hace poco hablamos de algunos de los problemas más comunes en la placenta, pero muchas de ustedes nos han preguntado por la placenta calcificada debido al post de Laura G en el que contó que ella vivió un caso de este tipo.
En el pasado, la calcificación de la placenta sólo se identificaba después del nacimiento cuando ésta era examinada físicamente por el médico o partera. Pequeños depósitos de calcio blanco como pequeñas piedras duras se veían y sentían.
Se decía que la placenta calcificada era simplemente el envejecimiento (un fenómeno más común cuando el nacimiento del bebé se atrasa), pero son fenómenos distintos. Con la tecnología moderna y los gráficos avanzados en 3D, la calcificación de la placenta se puede identificar antes del nacimiento. Si la calcificación se sospecha cuando el bebé ya pasa de la semana 36, esto no es un problema, pero la calcificación en el embarazo temprano podría significar que la placenta está envejeciendo antes de su tiempo y el bebé podría estar comprometido.
Para la mayoría de las mujeres con placenta calficicada un monitoreo cuidadoso del crecimiento del bebé es todo lo que se necesita. Si la calcificación está asociada con otros problemas médicos como hipertensión (presión arterial alta), diabetes o problemas renales, puede ser necesaria una intervención médica. Pero estos son casos raros.
Prevención de la calcificación de la placenta
Si tu embarazo es de 37 semanas o más, no hay necesidad de preocuparse.
Asegúrate de tomar la cantidad correcta de calcio diario. Revisa tus multivitaminas prenatales y suplementos de calcio con tu médico.
Recuerda que el calcio también proviene de tu dieta, así que uses demasiados suplementos.
Antes de tomar antiácidos para la acidez estomacal, habla con tu doctor.
Ten mayor cuidado si tienes hipertensión o diabetes, ya que tu riesgo de calcificación es mucho más alto.
¿Cómo afecta la calcificación de la placenta a mi bebé?
Calcificación placentaria de 37 semanas se considera normal y no es una razón para inducir el trabajo de parto o tener una cesárea. Las mujeres con esta condición pueden simplemente necesitar ver a su doctor más a menudo para comprobar el crecimiento de su bebé. La calcificación placentaria antes de las 37 semanas se vuelve más peligrosa para el bebé. Cuanto más joven es el bebé cuando ocurre la calcificación, más grave es la afección.
Riesgos de calcificación placentaria
Una placenta calcificada no funciona tan bien como debería y esto podría significar no obtener suficiente oxígeno y nutrientes para el bebé. Los depósitos de calcio en la placenta podrían hacer que partes de la placenta mueran o ser reemplazadas con tejido fibroso, que es un tejido poco útil.
Los depósitos de calcio también podrían aumentar el riesgo de coágulos sanguíneos en la placenta. Podrían endurecer los vasos sanguíneos en la placenta y disminuir el flujo de sangre al bebé. Afortunadamente, las complicaciones debido a la calcificación de la placenta son prácticamente nulas, y en la mayoría de los casos, no es peligroso para el bebé.
Diagnóstico de la calcificación de la placenta
Una única ecografía pélvica de la placenta es la única manera de diagnosticar esta afección. La calcificación se reconoce durante una exploración de rutina. Si la mujer está cerca de su fecha de parto, esto significa que es muy probable que el parto comience en las próximas semanas. Si el bebé es menor de 37 semanas, puede ser un poco más riesgoso, pero rara vez es peligroso para el bebé.