El embarazo no significa que debas parar con muchas cosas que hacías antes de estarlo. No estás enferma, ni débil o en peligro. Y a menos que tu doctor te lo haya indicado, todavía puedes viajar en avión… eso sí, con algunas condiciones.
Para la mayoría de las aerolíneas viajar después de las 28 semanas ya se considera de cuidado, por lo que muchas te pedirán un certificado de salud hecho por tu ginecólogo u obstetra donde diga que no tienes ningún problema de salud para viajar.
Sin embargo, si ya pasas de la semana 32, lo más recomendable es que esperes hasta que nazca tu bebé para hacer el viaje. Pero si ya te urge o es por algo de suma importancia, todavía de esta semana hasta la 35 puedes volar con la autorización de tu médico.
Ya en el viaje.
Evita llevar ropa apretada o zapatos altos. Lo mejor es que lleves prendas holgadas y frescas, porque tu circulación se puede ver afectada en el avión y esto te hará sentir incomoda. Así que usa unos tenis o flats, una blusa delgada, pantalón no entallado o vestido.
No vayas en la ventana. Si viajas acompañada (que es lo más recomendable), pídele a tu pareja o quien vaya contigo, que te deje en el asiento que da al pasillo. Así será más sencillo para ti levantarte al baño, moverte un poco cuando te sientas incómoda o estirarte un poco.
Date masajes. Como mencionamos antes, la circulación puede aumentar en el aire, sobre todo a cierta altura, por lo cual es bueno que masajees constantemente tus manos y pies. Así sentirás menos presión e irás más cómoda en el trayecto.
Controla tus nervios. Si vas algo estresada por el hecho de volar embarazada, trata de respirar profundamente y en pausas. Inhala lo más que puedas, luego retén 5 segundos y exhala. Repite esta operación las veces que sea necesario para que controles el estrés y nerviosismo.