Un nuevo estudio recientemente encontró que las dietas bajas en grasa podrían aumentar el riesgo de muerte temprana, contradiciendo casi todo lo que hemos oído o leído acerca de una alimentación saludable. El estudio encontró que el consumo de altos niveles de todas las grasas en realidad reduce la mortalidad en un 23%, que definitivamente no es un número insignificante. Pero, ¿significa que es hora de revisar la lista de compras? No tanto.
La investigación fue presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología y encontró que las personas con un bajo consumo de grasas saturadas tenían un 13% mayor riesgo de muerte temprana, en comparación con los que comen más de las grasas. Así que a pesar de que una dieta rica en grasa puede conducir al aumento de peso, de acuerdo con WebMD, esta nueva evidencia sugiere que también puede conducir al parecer a una vida más larga.
Eso no parece justo en absoluto, especialmente teniendo en cuenta que el pensamiento popular en las últimas décadas ha sugerido que comer alimentos ricos en grasa es malo. Pero si bien puede ser hora de repensar algunas de estas creencias, resulta que los resultados de este último estudio no son tan simples.
El estudio, publicado en The Lancet, encontró que las personas que reducen las grasas a menudo recurren a comer demasiados alimentos con carbohidratos pesados (como pan, pasta y arroz) en su lugar. Eso significa que a menudo se pierden nutrimentos importantes, de acuerdo con los expertos involucrados en el estudio.
Los participantes que comieron los niveles más altos de carbohidratos (en particular, los azúcares refinados en cosas como comidas procesadas), en realidad enfrentan un 28% más alto de riesgo de muerte temprana. Generalmente, los alimentos “pesados” mencionados arriba pueden caer en la categoría de carbohidratos.
El estudio incluyó a 135 mil personas de 18 países diferentes, según TIME, por lo que estos hallazgos no están aislados en un pequeño tamaño de muestra. De esos números, los expertos descubrieron que la dieta promedio estaba compuesta de 61% de carbohidratos, 23% de grasa y 15% de proteína. Más de la mitad de las personas en el estudio consumieron dietas ricas en carbohidratos y en algunas áreas (como el sur de Asia y África), la cantidad de carbohidratos en la dieta promedio fue aún mayor.
Por lo tanto, parece que los carbohidratos son el verdadero culpable de un mayor riesgo de muerte prematura, no la grasa en general o la ausencia de ella. Mahshid Dehghan, una epidemióloga nutricional de la Universidad de McMaster, dijo:
“Cuando a usted se le recomienda bajar la grasa, por defecto, aumenta su consumo de carbohidratos. Y el aumento del consumo de carbohidratos resulta en un mayor riesgo de mortalidad.
Y el investigador Dr. Andrew Mente, también de la Universidad McMaster, estuvo de acuerdo en que necesitamos repensar nuestros límites en cuanto a grasas y carbohidratos. Mente explicó:
“Nuestros datos sugieren que las dietas bajas en grasas ponen a las poblaciones en mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Aflojar la restricción sobre la grasa total y la grasa saturada e imponer límites a los carbohidratos cuando sean altos para reducir la ingesta a niveles moderados, sería óptimo”.