Hay historias de nacimientos que simplemente son impresionantes. Y cuando Raelin Scurry entró en labor de parto el 5 de agosto, con sólo 29 semanas de gestación. No sólo dio a luz en su auto, porque no alcanzó a llegar al hospital, sino que ella su esposo (joven pareja que vive en Pittsburgh) vieron que su bebé había nacido dentro de su saco amniótico, la fina película que rodea al bebé y los líquidos amnióticos en el útero.
En medio de todo el caos, Scurry y su novio lograron capturar una foto impresionante de lo ocurrido extremadamente rara, que publicó en Instagram la semana pasada y que fue compartida miles de veces. Ella escribió que un operador del 911 le dijo a la pareja que se detuviera tras el nacimiento, “pero sabía que llegaríamos al hospital antes de que los paramédicos llegaran con nosotros”.
“Al principio el bebé estaba quieto y todo lo que podía hacer era rezar para que él estuviera bien. Y luego me froté la cara con el pulgar y él metió sus pequeñas manos y pies en la cara como si entendiera mis oraciones y quería tranquilizarnos que estaba bien”.
Alrededor de 7 minutos pasaron entre el momento en que nació el bebé y su llegada al hospital y por fortuna el pequeño Ean (como lo nombraron sus papás), va muy bien en su recuperación después de su llegada al mundo.
Ean no es el primer bebé nacido en su saco amniótico, pero es parte de un club selecyto. Sólo alrededor de uno de cada 80 mil nacimientos implican un saco amniótico, según el Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles.
En febrero pasado, otro video de un bebé que nació “en caul”, como a veces se llama el parto amniótico, también fue viral en Facebook, acumulando 26 millones de visitas.
¿Por qué ocurre este extraño fenómeno? El saco amniótico y el líquido dentro de él amortiguan y protegen al bebé durante el embarazo, dice Christine Greves, obstetra-ginecóloga del Hospital Winnie Palmer para Mujeres y Bebés en Orlando. “Lo describo a mis pacientes como una especie de globo de agua”.
El saco se rompe normalmente justo antes del nacimiento, eso es lo que sucede cuando el agua o fuente de una mujer “explota”. Los médicos también pueden pinchar deliberadamente el saco en el hospital si esto no ocurre naturalmente cuando una mujer entra en trabajo de parto o pueden hacer una incisión durante una cesárea.
Por lo general, el saco se convierte en parte de la placenta y sale después de que nace un bebé. Pero ocasionalmente, porciones del saco puede quedarse pegadas en o alrededor de la cabeza y la cara del bebé y pueden parecerse a un casco. (La palabra caul se deriva del latín para casco.)
Muy rara vez y más comúnmente en los nacimientos prematuros, el saco amniótico permanece intacto, con el bebé todavía dentro. “El cuello uterino de la madre se dilata y el bebé acaba de salir, antes de que la bolsa de agua tenga la oportunidad de romperse”, dice la Dra. Greves.
En el útero, el saco está conectado a la placenta, que proporciona oxígeno al bebé. Pero después del nacimiento, el saco tiene que ser roto en unos minutos para que los pulmones del bebé comiencen a tomar oxígeno por sí mismos.
De vez en cuando, los médicos entregarán a los bebés en sus sacos, especialmente a los prematuros. “Nos gusta entregarlos en caul cuando son tempranos, porque es una forma de protegerlos durante el proceso de nacimiento”.