Es naturaleza humana el hecho de que al tener a un ser a nuestro cargo, queramos trazarles el camino, quitarles cualquier obstáculo y evitarles cualquier tristeza o emoción negativa a toda costa. En mi opinión, la mejor forma de aprender es a través de la experiencia. Por supuesto que como mamás estamos para acompañarlos en cualquier proceso que estén viviendo, apoyándolos y enseñándoles el mejor camino posible, sin olvidar presentarles las diferentes opciones con todo y sus respectivas consecuencias.
Muchas de nosotras caemos en el error de querer hacer que nuestros hijos vivan nuestra propia infancia, y es prácticamente imposible. Las épocas, las circunstancias son diferentes y cada quien viene a vivir un proceso de vida muy diferente. Cada quien tiene un “para qué” de vida muy distinto y único. Tratemos como mamás de recordar esto. Claro, duele y frustra saber que si hacen tal o cual cosa, van a sufrir y por más que les adviertes parecen no escuchar, pero entendamos que es parte del proceso que les toca vivir para formar su carácter y por ende, su personalidad.
Yo lo veo así: Les regalas a tus hijos un par de alas y les enseñas a volar, los llevas por un camino que tú ya conoces, paisajes que te gustan, que disfrutas, que te traen paz y que quieres compartir con ellos. Como apenas están aprendiendo a volar, siguen tu vuelo por el camino que les ofreces. Poco a poco dominan sus alas y finalmente saben manejarlas muy bien, recorren el camino a la perfección, sin miedos e inseguridad de perderse o caerse. Así que llega el momento en que ellos deciden explorar nuevos caminos que representan retos, y nuevas experiencias para ellos. Y si tú no les permites vivir esas experiencias, empiezan a frustrarse, unos quizá dejen de usar su alas y solo se cuelguen de las tuyas, otros tal vez llegue un punto en donde se escapan, pero se van al extremo para estar más lejos de ti y de lo que les has enseñado, tal vez un camino en dónde olvidan todos los valores que les inculcaste.
No me tomen a mal, obviamente tienen que saber y conocer límites, aquello que es “negociable” y lo que no, en los acuerdos con mamá y/o papá. A lo que voy es que deben tener esa capacidad de poder decidir, expresar su preferencia y opinión ante cualquier situación que se presente, que sean seres autónomos, esto pensando en que en un futuro puedan defender sus creencias, opiniones y no sean fácilmente influenciados por otra persona.
La foto que les dejo aquí dónde salimos mi hija y yo creo que representa a la perfección lo que espero estar comunicando. Podremos tener puntos de vista diferentes, incluso nuestras metas pueden ir dirigidas a polos opuestos, pero siempre estaré para ella, siempre la tomaré de la mano, y estaré para apoyarla y guiarla.