Seamos honestas, todavía hay mucho estigma asociado con las enfermedades mentales. Mucha gente no está dispuesta o no puede entender que tener ansiedad o depresión no es un defecto de carácter; sino condiciones que requieren atención de la salud al igual que el cáncer o la bronquitis.
Y un nuevo estudio acaba de entregarles algunas buenas noticias a las madres con enfermedades mentales y puede cambiar esta percepción. Según la investigación, tener una enfermedad mental durante el embarazo no dañará a tu bebé. Sí, hay algunas advertencias menores a considerar cuando se trata de tomar medicamentos para tratar estas condiciones con un bebé en el camino, pero los expertos coinciden en que no hay mucho de qué preocuparse, dando a muchas madres la tranquilidad que necesitan durante esos nueve meses.
Un estudio de la Universidad de Yale, publicado el miércoles en JAMA Psychiatry, ha hecho su parte para confirmar esto. En resumen, los investigadores encontraron a través de más de 2 mil 600 mujeres que su depresión, trastorno de pánico o trastorno de ansiedad generalizada en sí mismo no afectó negativamente a sus bebés en el futuro en comparación con los hijos de las mujeres que no se enfrentan a estas condiciones mientras estaban embarazadas, informó Yale News. En términos de resultados maternos y neonatales, las diferencias fueron cero. Eso es una gran noticia para las mamás o futuras madres que puede estar un poco ansiosas acerca de todo este asunto del embarazo.
Por otro lado, los investigadores descubrieron algunas asociaciones modestas entre los medicamentos utilizados para tratar las enfermedades mentales incluidas en el estudio y los resultados de salud para los bebés expuestos a ellos en el útero. Por ejemplo, resultó que los bebés de las madres que tomaron benzodiazepinas (como Xanax, Valium y Ativan) para tratar la depresión requirieron el apoyo adicional de un ventilador en 61 de cada mil casos. Además, el uso de antidepresivos como Paxil, Prozac y Zoloft por parte de una mamá en 53 de cada mil embarazos, creó condiciones relacionadas con la presión arterial alta.
Sin embargo, los investigadores no encontraron que la relación entre los resultados para los bebés fueron causados por el uso de estas madres de estos fármacos. Simplemente identificaron la asociación que existía. Por lo tanto, el autor principal del estudio Kimberly Yonkers dijo a Yale News que no hay necesidad de discontinuar los tratamientos:
“Muchas mujeres requieren tratamiento con estos medicamentos durante el embarazo y estos resultados no sugieren que deben interrumpirlo. En su lugar, las mujeres deben trabajar junto con sus médicos para encontrar las dosis más bajas posibles y adherirse a buenos hábitos de salud como una dieta saludable, ejercicio y evitar cigarrillos y alcohol”.
En cualquier caso, es imprescindible que las mujeres embarazadas discutan sus condiciones, medicamentos y cualquier preocupación con sus médicos y que sigan el asesoramiento médico individualizado dado. Por encima de todo, deben recordar que no tienen que avergonzarse en absoluto si padecen una enfermedad mental y que siempre deben sentirse seguras en el acceso a los tratamientos que necesitan.