Hay muchas maneras de experimentar la depresión posparto o la tristeza o melancolía tras convertirte en mamá. Pero, ¿estos síntomas mejoran o empeoran si estás amamantando? La realidad es que la lactancia puede ayudar a reducir la depresión posparto.
“Mientras que algunas madres pueden sufrir de melancolía durante la lactancia, la lactancia en realidad tiene la capacidad de ayudar a reducir la depresión posparto o síntomas parecidos”, señala Melissa LaHann, experta en lactancia e inventora del Clip de lactancia LatchPal: “Hay muchos beneficios físicos y emocionales de la lactancia materna: el contacto piel con piel y la liberación de hormonas asociadas con la lactancia a menudo aumentan los sentimientos de apego, cercanía y maternidad. Estos sentimientos de apego y cercanía asociados con la lactancia materna tienen la capacidad de disminuir los sentimientos de tristeza en madres lactantes”.
LaHann también señala que, si bien la lactancia materna no previene la depresión posparto, los estudios demuestran que ésta y la tristeza post bebé pueden ser menos frecuentes entre las madres que amamantan. Un estudio de este tipo en 2012 encontró que las mujeres que amamantan a sus bebés redujeron su riesgo de desarrollar PPD (depresión posparto por sus siglas en inglés), con efectos que se mantienen durante los primeros cuatro meses del período posparto.
Leigh Anne O’Connor, Consultora de Lactancia Certificada por la Junta Internacional (IBCLC) y entrenadora de crianza, explica que, si bien esta tristeza es común tanto para las madres que amamantan como para las que no; el aumento y disminución de hormonas, incluidas las relacionadas con la producción de la leche materna, puede tener un gran impacto en las nuevas mamás:
“Es más un efecto cascada de cómo funcionan las cosas con la atención que recibe una persona durante el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el posparto”, dice O’Connor sobre las mujeres que pueden experimentar depresión posparto durante la lactancia. Por ejemplo, las dificultades con la lactancia materna combinadas con sentimientos de desilusión pueden tener un impacto en la salud mental de la madre, dice O’Connor.
Mark Henick, consultor de salud mental en Toronto, dice que aunque la lactancia materna a menudo se considera una de las conexiones más íntimas entre la madre y el bebé, algunos de los síntomas asociados con la tristeza posparto o PPD pueden hacer que una nueva madre interprete la experiencia de manera diferente .
“Por ejemplo, la conexión que proporciona la lactancia materna, que puede contrarrestar los sentimientos de soledad, aislamiento y falta de importancia, en realidad no puede acelerarse porque las distorsiones cognitivas son más fuertes. Son mentiras que te dice la depresión. A veces la depresión yace en susurros, a veces grita tan fuerte que no puedes oír nada más”.
Por supuesto, al igual que O’Connor, Henick señala que las madres que experimentan un momento difícil amamantando o que simplemente no lo encuentran agradable pueden verse mentalmente afectadas por la experiencia.
“Dado que en muchos círculos la lactancia materna se ha convertido en lo que se supone que las madres ‘buenas’ siempre hacen, las mamás pueden sentirse como un fracaso si no pueden”, dice. “Pueden sentir vergüenza y agravar aún más sus sentimientos de aislamiento e insuficiencia. Esto a pesar del hecho de que no todas logran amamantar, por una variedad de razones”.
“Una de las principales causas de muerte entre las nuevas madres es el suicidio”, dice Henick. Según algunas estimaciones, más del 90% de las personas que mueren por suicidio tienen una enfermedad mental diagnosticable en el momento de su muerte. Sin embargo, PPD y todas las formas de depresión son tratables, y se espera recuperación cuando las personas obtienen la ayuda que necesitan. Henick dice que PPD se trata de manera más efectiva con una combinación de psicoterapia, medicamentos y/o apoyos sociales.
Así que aunque sí, amamantar te puede ayudar a reducir la depresión posparto, es importante que si estás sufriendo, encuentres la ayuda que necesitas, ya sea con un especialista en lactancia, tu médico o un profesional de salud mental.