Siempre pensé que iba a ser de las mamás que se salvan de tener hijos berrinchudos. Según yo iba a tener el total control y con la puritita mirada iba a tener a mi bebé controladita… y ¿qué creen? – Que ya está entrando a la edad de los famosos berrinches y yo no siento que mi “mirada fulminante” esté teniendo mucho efecto, así que me puse manos a la obra y como buena mamá primeriza empecé a leer mucho sobre cómo manejar los berrinches y encontré unos consejos que me han ayudado muchísimo a marcar límites con la princesita de la casa.
Estoy casi segura de que a todos los papás primerizos nos pasa que los primeros berrinchitos nos resultan de lo más chistoso y por supuesto esto pasa porque nos vamos dando cuenta del cómo los chiquitos van formando su carácter. Con nuestra chiquita entrando a la etapa de los famosos “terribles dos” nos hemos divertido muchísimo. Sin embargo, es necesario ir poniendo límites e irles enseñando hasta qué grado es válido enojarse y que los berrinches no sirven de nada, y que en cambio, los que terminan afectados son ellos.
Primero que nada hay que recordar que la parte frontal del cerebro (la parte que procesa la lógica) termina de desarrollarse ¡hasta los 25 años! Así que es prácticamente imposible que no haga berrinches porque simplemente no entiende aún la lógica de porqué no le damos el dulce antes de la comida.
Aquí algunas técnicas que me han servido:
Botellita Mágica
Realiza una de estas botellas. Lo único que necesitas es una botella con tapa (como los Mason Jars) agua y poquito de aceite, colorante y brillitos. Esas botellitas funcionan muy bien para “pausar” y bajarle a la intensidad del berrinche.
Abrazo del oso
En el momento del súper berrinche bajar al nivel de los ojitos del niño(a) y abrazarlo(a). Que sientan ese apapacho y al mismo tiempo se van calmando.
Carcajadas
Como ya sabemos la risa es contagiosa así que de seguro tu chiquito(a) no se podrá resistir. Ej. Si está haciendo berrinche porque quiere una galleta y tú le dijiste: “No”… empieza a actuar como el Comegalletas gritando: “¡Quiero más galletas!” Actúa como si te estuvieras comiendo mil galletas brincando y haciendo caras chistosas.
Crea expectativas
Los niños cooperan mejor cuando saben que les espera. Es por eso que las rutinas son muy importantes en esta etapa de sus vidas. Ejemplo: “En 10 minutos vamos a sentarnos a cenar”… “En 5 minutos vamos a sentarnos a cenar”. Cuando sea momento de sentarse a cenar lo hará cooperando un poco más.
Toma una respiración profunda
Muchas mamas les enseñan a sus hijos (e incluso les piden) que tomen una respiración profunda en el momento en que están haciendo berrinches. A veces funciona y a veces no. Es más factible que funcione si tú como mamá empiezas a tomar respiraciones profundas antes de pedírselo a tú hijo(a). Como la risa, la respiración profunda también se contagia.
Estas técnicas me han servido. Espero que te sirvan también. ¡Cuéntame como te va!