El martes, la revista Lancet publicó varias investigaciones inquietantes sobre la obesidad infantil en todo el mundo. Según los científicos que han analizado los datos compilados en los últimos 41 años, la obesidad infantil se ha multiplicado por diez en todo el mundo. Es una estadística desconcertante, especialmente cuando se consideran todos los esfuerzos recientes realizados para reducir este complejo problema de salud. La buena noticia es que todavía hay un montón de oportunidades para los países para abordar la obesidad infantil de manera significativa.
En 1975, Majid Ezzati, profesor de salud ambiental mundial en el Imperial College de Londres, reunió a un equipo de científicos para estudiar las tasas de obesidad infantil en 200 países. Durante 41 años, el grupo, dirigido por Ezzati, documentó la altura y el peso de casi “31.5 millones de niños de 5 a 19 años”, según Forbes. A partir de ahí, Ezzati y su equipo calcularon el índice de masa corporal (IMC) de cada niño.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, “el IMC se calcula dividiendo el peso de una persona en kilogramos por el cuadrado de altura en metros”. Para niños y adolescentes, “el estado de peso se determina usando un percentil específico de edad y sexo para el IMC en lugar de las categorías de IMC utilizadas para adultos”, según el CDC. Si te preguntas por qué el IMC de un niño se calcula de manera diferente que un adulto, esto se debe a que los cuerpos de los niños están constantemente en flujo hasta que llegan a la edad adulta.
En cuanto a por qué es importante tener un IMC saludable, un alto índice de masa corporal podría conducir a “enfermedades del corazón, diabetes y ciertos tipos de cáncer”, de acuerdo con SFGate. Por el contrario, un IMC bajo puede indicar que un niño está desnutrido o que su cuerpo no absorbe adecuadamente los nutrientes.
Una vez que Ezzati y sus investigadores analizaron el IMC de los niños, descubrieron que “de 1975 a 2016, el número de niñas con obesidad pasó de 5 millones a 50 millones y el número de niños con obesidad pasó de 6 millones a 74 millones, según Forbes. En los Estados Unidos y el Reino Unido, las tasas de obesidad infantil se han estabilizado, mientras que en ciertas zonas de Asia oriental y meridional, las tasas de obesidad infantil han aumentado. Aunque algunas personas podrían pensar que es una buena señal de que las tasas de obesidad infantil se han estabilizado en Estados Unidos y Reino Unido, Ezzati piensa que estos países todavía tienen mucho que arreglar:
“Mientras que el IMC promedio entre niños y adolescentes se ha estabilizado recientemente en Europa y Norteamérica, esto no es una excusa, ya que 2 de cada 5 jóvenes en los Estados Unidos y 1 de cada 10 en el Reino Unido son obesos”.
El lado positivo de todo esto, sin embargo, es que el los países desarrollados, están trabajando juntos y comprometidos a reducir las tasas de obesidad infantil. En el caso de México, sin embargo, se han tomado muy pocas acciones al respecto y el número de niños obesos en el país ya casi es el mismo que en Estados Unidos, con 1 de cada 5 niños que padecen este problema.
La obesidad infantil no es una causa perdida en América o en todo el mundo. Los padres, los educadores y otras partes interesadas tienen el poder de asegurar que todos los niños lleven vidas saludables, pero todavía falta mucho por hacer.