El jueves pasado, la madre de tres niños de Tennessee y sobreviviente de cáncer de mama, Kristi Tavenner, de 38 años, se sometió a una cirugía de reconstrucción mamaria. “Era el final de todo”, dijo Tavenner sobre completar su plan de recuperación; después de detectar un tumor canceroso en su pecho derecho en abril pasado, se sometió a una mastectomía doble, cuatro rondas de quimioterapia y ahora está libre de cáncer.
El mismo día de la cirugía reconstructiva de Tavenner, el grupo de Facebook Love What Matters compartió retratos de la madre y su hija de 7 años, Rose, que fueron tomados antes de la última ronda de quimioterapia de Tavenner por Kellie Pizza de Kellie Rose Photography y los cuales se hicieron virales.
En la serie fotográfica, tanto Tavenner como su hija tienen la cabeza descubierta, pero aunque muchos piensen que Rose también sufrió cáncer, la realidad es que la niña tiene un diagnóstico de alopecia que recibió a los 5 años. La afección ocurre cuando el sistema inmunológico de una persona ataca los folículos pilosos sanos y ocurre la pérdida masiva o total de cabello, de acuerdo con la Fundación Nacional Alopecia Areata. No existe una cura conocida o una forma de predecir si el cabello eventualmente volverá a crecer.
Aunque Rose recibió una peluca después de perder su cabello en el transcurso de cuatro meses, ella valientemente opta por no usarla, ni sombreros, ni cintas para la cabeza, siempre y cuando sus amigos no se burlen de ella y Tavenner dice que generalmente no lo hacen. Rose no permitió que la pérdida de cabello la atormentara: “Nunca disminuyó la velocidad de su vida, no la molestó ni un poco”, dice Tavenner, cuando Tavenner descubrió que probablemente perdería su cabello durante la quimioterapia, tuvo emociones encontradas.
“Pensé que sería bueno que Rose no se sintiera sola, pero tenía miedo de perder mi cabello, y estaba preocupada acerca de cómo Rose se sentiría cuando mi cabello comenzara a regresar [después de mi quimioterapia] y el de ella no, “dice Tavenner, que había ofrecido afeitarse la cabeza hace dos años, cuando Rose perdió su cabello por primera vez. (Rose declinó, ya que siempre le gustó trenzar y cepillar el pelo de su madre).
Pero con el cáncer, Tavenner perdió su cabello y se afeitó la cabeza por completo a fines de agosto pasado. Cuando llegó el momento de programar una sesión de fotos, Tavenner siguió postergándola. “Gané peso con la quimioterapia y los esteroides, no me sentí bien con todos los procedimientos y mi autoestima era muy baja en ese momento”, dice Tavenner, quien inicialmente usó una peluca para ocultar su calvicie.
“Me hizo sentir horrible con mi hija, como si estuviera haciéndola cuestionar su confianza en sí misma debido a mis inseguridades”, dice Tavenner sobre esta decisión. “Le dije que era muy valiente, y le pregunté cómo lo hizo, y si podía ayudarme a ser más valiente y sentirme más cómoda sin una peluca. Ella me miró y dijo: ‘Mamá. Tú solo hazlo'”.
Después de que esta conversación tuvo lugar a mediados de septiembre, Tavenner dejó de usar su peluca con sus amigos y familiares (aunque siguió usando una en público). “No soy tan fuerte como Rose. Estoy más consciente de que las personas nos miran a las dos y no quiero llamar más la atención sobre ella”, dice.
A fines de septiembre, Tavenner había organizado la sesión de fotos de madre e hija, lo que la hizo sentir muy cerca de Rose. Al ver las fotos finales, Tavenner se sintió mucho mejor acerca de su apariencia y su viaje. “Me quedé impresionada. Pensé, está bien, no me veo horrible. Creo que me veo bonita y Rose se ve hermosa y juntas nos vemos felices y fuertes”.
Aún así, la viralidad de las fotos la tomó por sorpresa. “No me di cuenta de lo fuertes que se harían. Todavía estoy bastante sorprendida de que tantas personas parezcan tocadas por ellas. Siento que acabo de hacer lo que tenía que hacer para cuidar de mi familia y cuidarme y estar aquí para ellos”.
Últimamente, Tavenner ha notado que poco a poco su cabello vuelve a crecer, aunque ahora es más oscuro que los rizos rojos que perdió. Y a pesar que nadie sabe si el cabello de Rose volverá a salir, la niña de 7 años no se detiene a pensar en eso y lo que más ocupa su pensamiento, es saber que su mamá se recupera.