De todas las condiciones que los niños pueden enfrentar en su vida, algunas de las más prevenibles son de mayor alcance. Una de esas condiciones es la obesidad infantil. Según un nuevo estudio, más de la mitad de los niños en el mundo, serán obesos como adultos y, al menos parcialmente, se debe al alto peso durante la infancia. Junto con la obesidad como adultos, la obesidad infantil tiene una serie de impactos negativos en la salud. Si bien estos hallazgos son desconcertantes, hay medidas que los padres pueden tomar para prevenir el aumento de peso no saludable en sus hijos.
Un estudio reciente, publicado en el New England Journal of Medicine, evaluó los resultados de una nueva predicción de análisis computarizado y descubrió que más de la mitad de niños que crecen en Estados Unidos hoy en día serán obesos cuando cumplan 35 años y este número se proyecta a una escala mundial, que haría a la mitad de los niños del mundo obesos al ser adultos. El autor principal del estudio, Zachary Ward de El Centro de Ciencias de la Decisión de la Salud de la Escuela Chan de Salud Pública, dijo a CBS News que los hallazgos del estudio son “aleccionantes”, pero no tan impactantes:
“No debería sorprendernos que vayamos en esta dirección. Ya nos acercamos a este nivel de obesidad adulta para ciertos subgrupos [y] áreas del mundo”.
Lo que desconcertó a Ward fue la fuerte correlación entre la obesidad a una edad temprana y la obesidad más adelante en la vida. De acuerdo con CBS News:
“Por ejemplo, encontramos que tres de cada cuatro niños de 2 años con obesidad seguirán teniendo obesidad a la edad de 35 años. Para niños de 2 años con obesidad severa, ese número es cuatro de cada cinco. Mucho más de la mitad”.
El análisis se realizó como parte del “Estudio de costo-efectividad de intervención de obesidad infantil” (CHOICES). Los investigadores que participaron en el análisis examinaron los datos de cinco estudios en los que participaron 41.500 niños y adultos utilizando un modelo informático para generar una muestra representativa de 1 millón de niños generados por computadora hasta la edad de 19 años, según CBS News. A continuación, predijo sus tasas futuras de obesidad a la edad de 35 años, lo que indica que tener sobrepeso u obesidad mientras los niños crecen, aumenta el riesgo de obesidad en la edad adulta. Cuando los investigadores utilizaron el modelo para examinar a los estadounidenses en su conjunto, descubrieron que más del 57% de los niños estadounidenses modernos serían obesos a mediados de los 30 años.
Aproximadamente el 20% de la población mundial infantil entre los 6 y 19 años sufren de obesidad, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. CBS News informó que esto se ha triplicado desde 1970. El CDC cita varias causas de obesidad infantil, como “comer alimentos y bebidas con alto contenido calórico y bajos en nutrientes, no realizar suficiente actividad física, actividades sedentarias como mirar televisión u otros dispositivos de pantalla, uso de medicamentos y rutinas de sueño”.
Desafortunadamente, el CDC también informa que la obesidad infantil puede tener una serie de efectos nocivos en el cuerpo. Los niños obesos son más propensos a tener presión arterial alta y colesterol alto, intolerancia a la glucosa, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, problemas respiratorios y más. También puede provocar ansiedad, depresión, baja autoestima y bullying.
La obesidad es difícil de revertir, lo que significa que la prevención es la clave. Según la Dra. Sandra Hassink, presidenta del Grupo de Trabajo de Liderazgo en Obesidad de la Academia Estadounidense de Pediatría, los padres deben establecer rutinas saludables y desarrollar buenos hábitos:
“Los padres quieren que sus hijos sean saludables, pero debido a los mensajes contradictorios sobre la comida y el peso en nuestra cultura, no están seguros de cómo abordar el problema. Sin embargo, hay muchas cosas que las familias pueden hacer para apoyarse mutuamente en comer bien y mantenerse en forma”.
Pasos como proporcionar alimentos saludables en el hogar, limitar el tiempo de pantalla y alentar la participación en deportes y actividades, pueden ser de gran ayuda. Los padres también pueden dar un buen ejemplo siendo activos y comiendo bien. Aunque este último estudio predice una tendencia preocupante, puede ayudar a las familias a vivir más saludables.