La imagen corporal es difícil, ¿no? Y en una sociedad cargada de imágenes de modelos a veces delgadas en extremo y conversaciones constantes sobre cómo “obtener el cuerpo que deseas”, no es difícil ver por qué. Cuando tienes hijos, pensar en su peso y cómo apoyarlos en tener una buena salud, también es esencial, así que, ¿cómo puedes enseñarle a tu hijo a comer saludablemente sin avergonzarse de su cuerpo?
“Podemos enseñarles a los niños la importancia de las opciones de alimentos saludables compartiendo la idea de que nuestros cuerpos necesitan ser nutridos para crecer y para que no nos enfermemos, para poder correr, sentirnos bien y no estar cansados”, dice Melainie Rogers, propietaria del Centro de Tratamiento del Trastorno Alimentario en NYC, BALANCE. “Comer buenos alimentos proporciona a nuestros cuerpos todas las ‘cosas buenas’ que nuestro cuerpo necesita usar para mantenernos fuertes y saludables”.
Rogers dice que la forma en les hables, hará la diferencia: “Puede decirles: ‘Digamos que este alimento te ayudará a crecer, te dará energía para que puedas jugar con tus amigos, o para que no te enfermes y te quedes en casa en la cama'”.
Sin embargo, hay una cosa específica que considerar al tener estas conversaciones, dice Rogers. “También permita a los niños la libertad de explorar otros alimentos que son menos nutritivos, como pasteles, galletas o dulces. Sabemos por investigación que si prohibimos o limitamos estos alimentos, los niños desarrollan una mentalidad de escasez y tienen un mayor riesgo de atracones con esos alimentos cuando tienen acceso y/o desarrollan una relación desordenada con ellos”.
Michelle Davenport, co-fundadora de Raised Real, dice que también hay algunas frases específicas que querrás sacar de tu vocabulario, incluyendo: “Tienes que terminar este plato o no puedes tener _______”. Y cambiarlas por…
“Nada. Simplemente déjelo con su plato y déjelo explorarlo”.
Rogers dice que también es crucial eliminar la conversación que involucra alimentos “buenos” o “malos”, así como cualquier mención de peso o forma del cuerpo, además de crecer más alto, más fuerte, más rápido. “Los niños no deberían ser educados en calorías”, dice ella. “Más bien deberían ser entrenados en el hambre y la plenitud, y validados cuando dicen que están hambrientos”.
Davenport dice que los padres también deberían alentar a los niños a pasar tiempo en la cocina, el jardín y el supermercado donde hay amplias oportunidades para aprender sobre la comida. “Existe un enorme cuerpo de investigación que apoya la educación alimentaria como una forma de hacer que los niños amen comer frutas y verduras, prevenir la obesidad infantil y, sobre todo, cultivar una relación saludable con los alimentos. Todo comienza con la comida, y cuanto antes empecemos, mejor”.
¿Serás perfecta en eso? No. Pero nada sobre la crianza de los hijos, o la vida en general, lo importante es hacer la lucha, porque después de todo, el cuerpo de nuestros hijos y su salud, son algo que debemos valorar.