Una de las lecciones mas importantes que he aprendido en esta aventura de ser mamá, definitivamente ha sido que una mamá organizada vale por dos – ¡o tres, o cuatro!
Como mamá primeriza me costó adaptarme a mi nuevo rol. Hubo muchísimos momentos en los que me sentí abrumada porque estaba tan acostumbrada a mis tiempos y hábitos que me fue difícil asumir que todo eso cambiaba rotundamente y de golpe.
Primeramente, sentía que las horas sin dormir me las cobraba el sueño durante el día, por lo tanto mis actividades y pendientes salían por la ventana, ya que mi prioridad personal se convirtió en hallar un momento en el día para dormir. Después empecé a sentir que no me alcanzaba el tiempo. Entre pañal y pañal, y las tomas de biberón se me iba el día entero.
Poco a poco fui ACEPTANDO mi nuevo rol. (Y lo pongo en mayúsculas porque esta palabra es clave en la vida). Cuando empecé a aceptar que mi vida cambió, entendí que – aunque es a veces difícil – es la experiencia más enriquecedora que he vivido.
Ser mamá me ha cambiado positivamente en todos los sentidos. Y uno de los factores que más cambié de mi vida fue la organización. Cuando antes era algo desordenada con mis actividades e ideas, hoy por hoy puedo decir que me considero una mamá organizada. Me di cuenta que ser mamá no es sinónimo de dejar de ser tú, dejar tus actividades y aislarte, como muchas de nosotras estoy segura pensábamos.
El día en que decidí organizarme, fue el día que más me rindió. Claro, toma tiempo organizarse y habrá días que las cosas no salgan como lo planeamos, pero al menos vas mejorando en ir logrando tus objetivos con tus hijos como prioridad.
¿Cómo le hice?
Empecé a usar agendas y alarmas en mi cel. Así de fácil y sencillo. (Aparte me obsesionan las agendas). No les puedo explicar el cambio y la paz mental. Además me llena de satisfacción ir viendo como logro cada una de mis metas diarias. El tiempo si alcanza, si nos organizamos.
Hoy puedo decir orgullosamente que soy mamá pulpo. Tengo mi blog, llevo a mi niña al parque, doy meditaciones, preparo actividades divertidas con mi hija, hago ejercicio, tengo tiempo de calidad con mi familia, me doy tiempo de leer, saco a pasear a mis perritos, salgo con mi esposo y círculo de amistades, viajo, cocino, limpio, decoro y mejoro mi hogar, ¡y tomo cursos y diplomados! Y lo mejor de todo… ¡me dedico a ser feliz! Algunos le llamarán suerte, yo lo llamo organización y determinación. Hoy le quitamos el contexto negativo a mamá pulpo, porque como mamás podemos con eso ¡y mucho más!