No sólo somos mamás que desempeñan múltiples funciones como las que he descrito aquí varias veces, nos volvemos expertas en las cosas más inverosímiles y me di cuenta el día en que una compañera de trabajo me dijo: “tienes maestría en panditas”
Esas golosinas de gomita en forma de oso que son tan populares entre los niños. Y lo más chistoso es que conozco casi todos su modelos y sabores no porque mi chiquillo las consuma, porque sé que no son lo más sano (con aquello del rojo peligroso y el amarillo más), pero las dichosas gomitas llegan a mí después de fiestas infantiles y como regalo inesperado de algún compañerito. Para que él no las coma me los como yo. Jajaja. Y ahora resulta que soy experta en el tema.
También soy la señora toallitas, porque cargo con las benditas y salvadoras toallas húmedas a todos lados, entonces chicos y grandes se aprovechan y ya saben que siempre estoy ahí para auxiliarlos. Ya va a cumplir 6 y las toallitas siguen siendo básicas en mi bolsa.
Me llaman la rastreadora de dulces alrededor de la piñata. Para evitar que los más pequeños sufran por la falta de dulces y los empujones, les enseño donde está el botín que cayó lejos de la multitud y mi cachorro, que ya se la sabe de memoria, espera la indicación-grito de hacia dónde tiene que ir para no exponerse siempre. Ya sé, tantito sobreprotectora, pero ya nos tocaron los apachurrones de los grandes y no fue una linda experiencia.
Soy cargadora oficial, he logrado cargar y sigo haciéndolo, a un niño de cinco años, una bolsa con comida para cinco, una maleta de futbol, mi bolsa y un patín del diablo con sólo mis dos brazos muy sanos y funcionales.
En caso de alerta sísmica ya rompí cualquier récord para bajar tres pisos corriendo con niño dormido en brazos y descalza. Hemos hecho la prueba más de dos veces y cada vez me supero.
Y según los hijastros debería de poner una sandwichería y quesadillería porque a nadie le quedan como a mí esos dos taaaan complicadísimos platillos, que nos salvan siempre de un ataque de hambre en casa y que también, debo decirlo, son la pasión (sobre todo los sándwiches), de todo el que llega a mi cocina.
Pero el título que más me divierte es el que me puso el niño de cinco años. Soy la mamá “sabelotodo” porque siempre tengo una respuesta que darle y le doy explicaciones a veces innecesarias. No tiene ni idea de que más de una vez me pone en apuros con sus preguntas, pero prometo que sí le reitero que estoy muy, muy lejos de saberlo todo.
Ustedes mamás… ¿Qué súper poderes tienen?
NOTA: Hoy hace un año arrancó Proyecto Mamás y yo estoy más que feliz y agradecida por escribir, pero sobre todo porque me lean. Este es un espacio para encontrarnos y recordarnos que no estamos solas en nuestra misión como mamás.