Es verano y si sales de vacaciones y estás embarazada, seguro habrás escuchado que sentarte al sol en esta etapa conlleva cierto riesgo, por lo que es importante tomar todas las precauciones necesarias para evitar lesionarte o a tu bebé por nacer.
Siempre existe el riesgo de exposición al sol: es un equilibrio complicado lograr lo suficiente, sin obtener demasiado o muy poco. El sol es la principal y mejor fuente de síntesis de vitamina D en nuestros cuerpos, pero también causa las dañinas ondas UVA y UVB asociadas con el cáncer de piel, las manchas de la edad y las arrugas, de acuerdo con US News. Cuando estás embarazada, agregas otro nivel de riesgo a la mezcla cuando consideras las posibles implicaciones del sol y el calor para el feto en desarrollo. Sue Jacobs, del Royal College of Midwives, dijo a The Guardian que “el aumento de la temperatura en el embarazo tiene el riesgo de comenzar un parto prematuro”.
Jacobs admite que ese es el riesgo extremo, y que realmente solo sucederá si te estás “cocinando” bajo el sol. Si no haces eso, todo estará bien. De hecho un poco de exposición al sol es bastante bueno para una futura mamá, ya que te estimula con la vitamina D necesaria para la salud y el estado de ánimo de los huesos. Cualquiera que haya tenido alguna vez que lidiar con el oscilante péndulo de emociones que suceden durante el embarazo sabe que un impulso en el estado de ánimo no debe darse por hecho en lo más mínimo.
La pediatra Lisa Lewis, MD, de Fort Worth, Texas, dice que los riesgos de salir al sol y posiblemente quemarte pueden provocar efectos en el cuerpo y resultados negativos para tu embarazo. Uno de los mayores riesgos de pasar el rato al sol todo el día es por deshidratación. Lewis dice que en el proceso de sentarte al sol y quemarte o deshidratarte, esa “deshidratación tensionará al bebé nonato. En casos graves de deshidratación, una madre puede sufrir de parto prematuro”.
Curiosamente, lo que a menudo no pensamos cuando nos quemamos un poco cuando estamos sentados al sol es que puede empeorar rápidamente de “tostado levemente” a “tomate total”. Ese segundo paso puede conducir a quemaduras de segundo grado e infecciones secundarias. Lewis señala: “Si una madre adquiere una quemadura de segundo grado, que causa ampollas, corre el riesgo de infección. Las heridas deben verse con cuidado para garantizar que no estén infectadas”. El tratamiento de infecciones en mujeres embarazadas no siempre es fácil.
El truco es mantenerte a la sombra tanto como sea posible, usar un protector solar seguro para el embarazo y mantenerte hidratada. De lo contrario, diviértete. Mueve tu barriga en tu bikini si lo deseas y disfruta el verano tanto como puedas.