Cada pediatra, libro de bebé y sitio web de crianza rutinariamente recalca el mensaje de que las almohadas y los peluches son un riesgo de asfixia. Pero si estás a punto de cambiar esa cuna por una cama grande, tal vez te preguntes cuándo es seguro para un niño dormir con una almohada.
La respuesta: depende. “Para que un niño tenga algo en la cuna, deben poder moverse solos: sentarse, rodar, pararse”, dice la Dra. Elizabeth Murray, pediatra del Hospital infantil Golisano en Rochester, Nueva York. “Para la mayoría de los niños, esto es después de un año”.
Si esto suena demasiado cauteloso, es por una buena razón: según la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés), aproximadamente 20 mil bebés mueren en el mundo cada año por causas relacionadas con el sueño. Entre esas causas se encuentran el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), así como la sofocación por dormir en almohadas, sofás y otras superficies blandas.
“El riesgo [de asfixia] es increíblemente alto”, dice la Dr. Murray. “Mientras los bebés pequeños no rueden, se muevan un poco durante el sueño. Apoyarse en una almohada hace que el bebé se incline hacia abajo de la almohada mientras duerme, lo que hace que la cabeza avance, lo que puede dificultar la respiración”.
Las almohadas son un peligro para los bebés en cualquier entorno, agrega la Dr. Murray, incluidos los asientos de los automóviles, los corrales de juegos y las cunas portátiles. “Además, los bebés simplemente no las necesitan”.
Una vez que un bebé es lo suficientemente mayor para darse la vuelta, aumenta el riesgo de asfixia debido a las superficies blandas. Un gran estudio de víctimas de SMSL publicado en la revista Pediatrics encontró que los niños de 6 meses a un año tenían más probabilidades de haber sido encontrados acostados en sus cunas sobre sus estómagos con mantas u otros objetos blandos.
Pero a medida que los niños desarrollan la fuerza para sentarse, ponerse de pie y caminar de forma independiente, son capaces de cambiar su posición mientras duermen, y es menos probable que una almohada bloquee sus vías respiratorias. Para algunos niños, eso puede ser tan temprano como la marca de 1 año. Otros pueden estar más cerca de la edad de 2 años; algunos pueden tener retrasos en el desarrollo que hacen que sea inseguro dormir con almohada hasta que sean mayores. En caso de duda, consulta con el pediatra.
Si decides colocar una almohada en la cuna de tu hijo o en su cama grande, la Dra. Murray recomienda una almohada para niños pequeños en lugar de una modelo de tamaño adulto, que puede ser demasiado gruesa e incómoda para una pequeña cabeza y en lo que respecta al material, Murray dice que, siempre que no haya problemas de alergia, puedes elegir una de pluma o relleno de fibra, pero que sea fibra natural.
Finalmente, necesitarás lavar la almohada de tu niño con más frecuencia que la tuya, especialmente durante la temporada de resfriados y gripe. “Una funda con forro de almohada, además de una funda de almohada tradicional, podría ser útil, porque muchos niños pequeños babean mientras duermen”, finaliza la Dra. Murray.