Tristemente, la cantidad de niños que disfrutan su tiempo libre en parques ha disminuido tanto que los pediatras pronto podrán recetar para “jugar”. Y seamos honestos, la sociedad está demasiado obsesionada con los avances y el éxito que los niños no pueden ser solo niños.
Un nuevo informe clínico de la American Academy of Pediatricians recomendó a los médicos recetar juegos a los niños durante los chequeos para ayudar a impulsar su crecimiento y desarrollo, según Los Angeles Times. En particular, la AAP escribió que los niños de hoy en día se enfrentan a demandas académicas crecientes, abrumados por la tecnología y horarios llenos de actividades extracurriculares que no tienen tiempo para jugar. Pero el juego, es esencial para desarrollar habilidades sociales, de comunicación y cognitivas, y para liberar el estrés tóxico.
“Esto puede parecer anticuado, pero hay habilidades que aprender cuando a los niños no se les dice qué hacer”, dijo a Los Angeles Times el Dr. Michael Yogman, pediatra de la Facultad de Medicina de Harvard que dirigió la redacción del informe:
“Respeto que los padres tengan vidas ocupadas y que sea fácil entregar un iPhone a un niño. Pero hay un costo. Para los niños pequeños, es demasiado pasivo. Y los niños realmente aprenden mejor cuando están comprometidos activamente y tienen que descubrir cosas. El desarrollo del lenguaje se potencia mucho más cuando se trata de personas reales y no de pantallas”.
Esta no es la primera vez que la Academia Estadounidense de Pediatría enfatiza la importancia del juego para impulsar el desarrollo de un niño. Un informe de Pediatría publicado por la organización el año pasado sugirió que el juego ayuda a promover el bienestar social, físico y emocional de un niño, y mejora sus habilidades cognitivas. Con ese fin, National Literary Trust con sede en Londres mantiene que el juego ayuda a los niños a no solo crear y practicar, sino fomenta la comunicación.
La ciencia también muestra que el juego ayuda a refrescar el cerebro de un niño. La Academia Estadounidense de Pediatría escribió en 2012 que el tiempo de recreo supervisado y seguro aumenta el desarrollo cognitivo, social, emocional y físico del niño. ¿Cómo? Al dar a los estudiantes un descanso necesario de los “desafíos académicos en el aula”.
Estudios muestran que cuando los niños tienen al menos 20 minutos de recreo, que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomiendan como la cantidad mínima de tiempo de juego, se vuelven más productivos y atentos en el aula. El recreo y juego libre no solo ayudan a los niños a ser mejores solucionadores de problemas, colaboradores y comunicadores, sino que ayudan con las habilidades de afrontamiento, como autocontrol y determinación.
Sin embargo, como notó el nuevo informe clínico de AAP, los niños juegan menos. Además, las escuelas usan el recreo como disciplina a pesar que la investigación científica demuestra sus beneficios, lo que significa que los estudiantes pierden tiempo precioso en el patio de recreo.
Los pediatras no deberían tener que recetar juego a los niños. Eso es algo que los padres, debemos hacer un esfuerzo consciente para darles. El éxito no se garantiza solo por académicos y actividades extracurriculares. Los niños necesitan ser niños, así serán mejores adultos.