Pasé uno de los fines de semana más tristes al ver a Lisa enfermita. Una sabe cuando las cosas no van bien, y a pesar de que todo el mundo me decía: “no te preocupes, solo está chipil” esto iba más allá de un sentimiento.

Sé perfectamente que ahora que Lució (mi bebé) está en camino, tendremos que dedicar mucha más atención y amor a Lisa – ¿más? me parece imposible… ¡pero sí! – He empezado por incluirla en todos los temas relacionados a su hermanito, por ejemplo, Lisa me da besos en la panza cuando le decimos que el bebé está ahí y me ayuda a ponerme crema todas las noches como parte de nuestro ritual antes de dormir. Sin embargo, estoy consciente de como mamá me voy a tener que dividir en mil pedazos para que mi pequeña no se sienta desplazada. Voy aprendiendo poco a poco, así que sus recomendaciones son bienvenidas.

El caso es que el miércoles fui a comer con unas amigas y sus hijas pequeñas y se nos ocurrió pedirles pasta. Sabemos que adoran la pasta, y conocemos el lugar, así que creímos que no había ningún problema… Después de comer Lisa cambió su comportamiento pero todas pensamos que simplemente tenía mamitis y estaba de “chipil”.

En la noche, después del baño, llegó cansada a la cama y como de costumbre se quedó dormida a las 8:00pm en punto, pero la vi un poco más cansada y aseguré que era porque había estado jugando por la tarde. Al dejarla dormida y comenzar a salir de su cuarto, escuché que empezó a vomitar. Afortunadamente se levantó para vomitar y yo logré escucharla – siempre he tenido pavor de que los bebés vomiten dormidos y se ahoguen, por eso acostumbro dormirla de lado, pero a pesar de que Lisa se mueve mucho al tener 1 año 8 meses ya se levanta en una situación así – Naza y yo nos asustamos mucho y la pasamos a nuestra habitación para vigilarla toda la noche. En efecto, lo que le hizo daño fue la pasta.

Al día siguiente Lisa estaba como si nada, pensamos que ya había limpiado su pancita. La maestra me recomendó llevarla a la escuelita porque ya empezó a agarrar el ritmo y ya casi cerramos el tema de la adaptación (también les debo este post). Lisa fue a la escuela y estuvo como si nada, el viernes también, y cuando pensamos que ya la habíamos librado, el sábado le regreso el vómito y la diarrea.

Sé que no fue nada grave, que su pancita se estaba limpiando, así que simplemente nos ayudamos de lactobacilos para regenerar su flora intestinal, suero y dieta blanda.

La nutrióloga me recomendó lo siguiente:

-Nada de lactosa

-Cereal de avena

-Manzana

-Pera

-Verduras en caldito sin grasa

-Tortilla de maíz

-Pasta hervida (sin aceite) con verdura

-Y si aún toma fórmula cambiarla a una SIN LACTOSA

Fueron 2 días en donde no me podía despegar ni para ir al baño ya que solo quería estar cargada y como ya pesa 11 kilos pues prefería cargarla acostada. Mi chiquitina se quejaba y a nosotros como papás se nos desgarra el corazón. Ahí es cuando te das cuenta de que la salud es TODO. Qué uno prefiere verlos correr y hacer travesuras que verlos decaídos, durmiendo y sin ganas de tomar ni agua.

Justo hablábamos Naza y yo de cómo nos gustaría tener el poder de curarlos en un instante y la impotencia que nos genera no poder hacer nada, solo seguir indicaciones del doctor, paciencia y mucho amor.

Me puse a pensar en todos los pequeños que llevan meses hospitalizados, en las mamás que llevan meses junto a sus hijos con la esperanza de que cada día mejoren. Mis respetos, amor y admiración para ellas. Sé que Dios no abandona, y que tarde o temprano sus pequeños sanarán.

El lunes Lisa amaneció recuperada, corría, brincaba y pedía comer de todo… PERO, aquí está el engaño: Me contaba la gastroenteróloga que este es el principal error que cometemos, al verlos bien ya los dejamos comer de todo y no debe ser así. La dieta blanda debe durar 7 días sí o sí, ya que debemos de esperar a que el estómago deje de estar resentido.

Y justo este fin de semana reflexioné mucho sobre nuestra alimentación, considero que soy una mamá que le da de comer a su hija muy sano, pero hay alimentos que mi pequeña no consume y que le podrían ayudar mucho más. Por ejemplo, Lisa no come fruta pero hay algunas recetas en donde puedes esconderlas y le puede beneficiar mucho para fortalecer su organismo.

En fin, en este camino de ser padres uno aprende todos los días. Aprendí que nada me rompe más el corazón que ver a mi hija débil y enferma. Aprendí a valorar más a mi esposo, quien no se separó de nosotras todo el fin de semana a pesar de tener compromisos, y en las noches estuvimos juntos en vela. Aprendí a valorar la salud. Todo mundo pide amor, dinero y demás… pocos piden salud y es lo único que se necesita.

Creo que si es verdad que los niños crecen cuando se enferman… la veo enorme.

Compartan sus experiencias y consejos en los comentarios…

P.D. 1 La próxima semana les cuento nuestra aventura de entrar a la escuela

P.D. 2 Gracias a todas y todos por sus conejos y mensajes

P.D. 3 Definitivamente prefiero que Lisa haga un desorden con sus juguetes y 80 travesuras que verla acostada sin energía