De acuerdo a un estudio que realizaron investigadores de la Texas A&M University, la exposición a la contaminación acorta el tiempo del embarazo, además reduce el tamaño del bebé.
Los resultados de este estudio fueron publicados por la revista ‘PNAS‘, y rescatados por la plataforma Sinc, en la que detallan que esta exposición a partículas finas, consistentes en sulfato de amonio, altera el crecimiento embrionario y fetal.
Mario Molina, quien ganó el Premio Nobel de Química en 1995, es uno de los investigadores que encabeza este estudio y explicó que las embarazadas expuestas a estas “partículas mostraron alteraciones en los sistemas metabólicos e inmunitarios de las crías, pero seguía sin estar claro cómo la contaminación del aire afectaría a la formación de órganos en el útero materno”, según el estudio realizado en ratas embarazadas.
El equió de investigadores expuso a las ratas a niveles elevados de aerolos de sulfato de amonio ultrafino además se hizo un seguimiento del desarrollo de las crías, finalmente se halló que al ser más corto la duración del embarazo, la contaminación del aire causaba menor peso corporal en algunos órganos en comparación con las ratas que nacieron sin exponerse a la polución en la gestación, aunque en otros casos los órganos se agrandaron.
“Aumentan los pesos relativos del bazo y el timo al destete. La exposición durante el embarazo también causa hipertrofia de los riñones, altera la homeostasis de los lípidos y la glucosa, e induce disfunción endotelial en la descendencia”, detallan los investigadores en la publicación.