Recientemente se dio a conocer a través de un estudio en Suiza que la música produce cambios en las conexiones neuronales de los bebés prematuros.
Se sabe que los bebés prematuros nacen de la semana 24 ó la 32, casi siempre se encuentran en un ambiente llenó de estrés, con ruido que debilita su desarrollo cerebral.
“Nacer entre la semana 24 y 32 de gestación, es decir, que todavía quedarían de dos a cuatro meses para un embarazo a término, significa que su cerebro está menos desarrollado. Su manera de desarrollarlo, prosiguen, es en la incubadora, con unas condiciones muy diferentes de si estuvieran en la barriga de su madre. Si juntamos la inmadurez del cerebro y un ambiente que sensorialmente no es adecuado, podría ser una de las explicaciones del porque las conexiones neuronales no se desarrollan normalmente”, afirmaron los autores del estudio.
Luego de esto junto con el compositor Andreas Vollenweider y una enfermera, seleccionaron los instrumentos para un grupo de bebés, el arpa, trozos de campana, la flauta punji fueron los favoritos.
Había dos grupos, en el primero los pequeños escucharon la música cinco veces a la semana y el segundo nada. Tras pasar la semana, se realizaron resonancias y estas mostraron “diferencias en las conexiones neuronales en el cerebro de los bebés.”
La investigación fue publicada en el Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), donde confirmaron que las redes neuronales de los bebés que han escuchado música se han desarrollado “mucho mejor.”
“(…) se incrementaron las conexiones entre la red cerebral de prominencia y las redes auditivas, sensoriomotoras, frontal, tálamo y el precúeno (una parte del cerebro que relaciona la información exterior con los sentidos). Las redes neuronales eran muy similares a la de los bebés nacidos a término”, explicaron.
No es la primera vez que se descubre que la música es buena para niños mayores en su desarrollo o con bebés de nueve meses.
“Escuchar música en edades muy tempranas puede tener un efecto global en las habilidades cognitivas de los bebés”, han concluido los autores del estudio.