¿Alguna vez escuchaste la palabra lúdica? Esta hace referencia a las acciones que producen alegría, diversión e inducen a la recreación. Tales efectos los encontramos en actividades como: teatro, danza, pintura, poesía, etc. En consecuencia, el juego o lo lúdico, se convierte en una herramienta indispensable dentro del salón de clases, ya que este le va a permitir al profesor crear un ambiente ameno y activo para la interacción entre los niños y su adquisición de aprendizajes significativos.
Existen diferentes tipos de actividades lúdicas que tanto padres como docentes pueden llevar acabo con los pequeños, por ejemplo:
- Juegos psicomotores: Favorecen el conocimiento de su cuerpo. Desarrollan el área motora y sensorial (sentidos).
- Juegos cognitivos: Requieren la manipulación de materiales, tales como: construir, moldear. Propicia al descubrimiento y la exploración; desarrolla las habilidades de atención y memorización.
- Juegos sociales: Promueven el trabajo en equipo, la cooperación y el seguimiento de reglas.
- Juegos afectivos: Benefician al manejo de emociones y a su autoestima.
Al incluir el juego dentro de sus actividades escolares y cotidianas, se beneficia el carácter del niño, dando como resultado un pequeño afectuoso, dispuesto a cooperar en cualquier ámbito de la vida, creativo, activo y con facilidad de convivencia.