Esta pequeña de cinco años de edad, sufrió un abuso sexual por parte de un vecino y por supuesto, su familia tomó cartas en el asunto y trataron de ser un apoyo para su hija que no tenía ni idea de lo que sucedía.

Aunque hubo una denuncia, hasta este momento Eva no ha declarado y tiene prohibido tomar terapia, ya que no puede cambiar su declaración y debido a eso, sus padres y hermanos decidieron emplear una “terapia”, para ayudar a la menor a no sentir vergüenza por lo sucedido. 

“Nuestro proyecto comenzó como un sueño, algo vago para ir trayendo palabras a este lado del dolor, para aproximar estrategias y que lo que nos había sucedido nunca nos volviese a suceder, para romper tabúes y dejar claro que los niños víctimas de abuso jamás deben sentir vergüenza o culpa, para dinamitar esos asquerosos ‘secretos’ que tanto daño pueden hacer. Escribimos para compartir la rabia, la impotencia y transformarlas en algo constructivo”, declaró Helena, madre de Eva.

Sus hijos y ellos como padres, decidieron crear los dibujos del libro, una amiga los invitó a maquetar el relato y otra conocida, realizó la portada; fue así como imprimieron 100 libros y los comenzaron a repartirlos, dándose cuenta que muchas familias necesitan las palabras correctas para ayudar a sus hijos que han sido abusados.

“Explicar que cuando el cuerpo te dice que una cosa no es agradable, que no tiene que pasar hay que contarlo”, explicó la madre.

Actualmente ha finalizado un proyecto para imprimir al menos 3 mil ejemplares, que esperan distribuir en centros de salud, bibliotecas, parques y a padres, que ayuden a sus hijos a prevenir el abuso sexual o hablar si está ocurriendo algo que los está incomodando.

A raíz de esto, han comprobado que aunque hay un avance con la violencia de género, respecto al abuso sexual infantil, no se ha avanzado nada para proteger a los infantes, quienes son los que más sufren por no poder hablarlo y sentirse avergonzado por lo vivido.

Con información publico.es