Un nuevo estudio demuestra la relación que existe en mantener la lactancia por myor tiempo y menor riesgo de sobrepeso en el menor.
El investigador Rafael Pérez-Escamilla, profesor de salud pública de la Universidad de Yale en Estados Unidos ha estudiado desde hace muchos años los beneficios de la lactancia materna y ahora acaba de encontrar uno nuevo.
“La complejidad de la leche materna es inigualable y apenas estamos empezando a comprenderla. Son docenas de compuestos distintos que tienen una concentración que cambia con la edad del niño. Y también cambia durante el episodio de amamantamiento. Al principio, hay mucha más agua y al final más grasa, y esa señal es la que ayuda a los niños a regular el apetito. Eso es muy difícil de igualar por las fórmulas infantiles”, explicó el científico mexicano.
Por esto han concluido en su estudio que un mayor periodo de lactancia reduce el riesgo de que los bebés sufran obesidad o sobrepeso cuando se hacen mayores.
Estos resultados también se han observado en varios estudios epidemiológicos, que también han identificado beneficios inmunológicos de dar el pecho.
“Cuando el bebé mama, el sistema inmunológico de la madre y el bebé se comunica de manera excepcional y la leche materna se convierte en una medicina personalizada”, explicó.
También agregó que cuando mama directamente de la madre, el menor deja de succionarbleche al sentirse satisfecho, contrario a la alimentación con biberón.
Incluso la OMS recomienda que se ponga a mamar al bebé en la primera hora después del nacimiento y que se le dé pecho de forma exclusiva en los primeros seis meses y posteriormente combinarla con alimentos sólidos.
Un grupo de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN), el Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas de la USC (CiMUS) y el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) han intentado comprender los mecanismos que expliquen esta relación de la lactancia frente a la obesidad.
“Hay bastantes estudios en los últimos años en los que se ha observado la relación entre una lactancia prolongada y la protección frente a la obesidad y otras patologías. Se ha visto también una relación entre el peso de la madre y su alimentación, incluso antes de la gestación, y el peso del niño al nacer o su composición corporal. Pero los estudios en humanos son muy difíciles, no se puede controlar todo. Para hacerlo hemos diseñado un modelo animal, con ratones, en el que controlamos todo, desde la genética a la actividad física o lo que comen. Así, conseguimos ver los mecanismos asociados única y exclusivamente al efecto de la lactancia materna”, indicó Luisa Seoane, líder del trabajo que se acaba de publicar en la revista Nature Metabolism.
Entre las observaciones que pueden llegar a explicar el fenómeno es la liberación de una proteína conocida como FGF21 desde el hígado, misma que llega al hipotálamo, región donde se regula el apetito y la utilización de energía en el organismo que incrementa la actividad de la grasa parda, relacionada con un mayor consumo de energía.
“Lo que hemos visto en los animales no es que coman menos. La cantidad de comida se mantiene, pero gastan más grasa. En los animales con lactancia muy prolongada, la grasa parda está muy activada y este es uno de los motivos que explican el mayor consumo de energía con la misma actividad. Además, la grasa blanca se transforma en grasa parda, incrementando el efecto. Nuestro trabajo describe por primera vez la existencia de un mecanismo alterado por la lactancia materna con efectos permanentes hasta la edad adulta y que involucra tanto a órganos periféricos, como el hígado o tejido adiposo, y al cerebro”, detalló la investigadora.
Los investigadores quieren estudiar los cambios observados pueden ser por la leche materna o el hecho de tomar el pecho y pasar más tiempo con la madre.
“Queremos ver si podemos desarrollar estas dianas con objetivo terapéutico. Ya que solo la exposición al frío se ha probado eficaz para incrementar la actividad del tejido adiposo marrón en adultos, la idea de ampliar la duración de la lactancia para estimular la actividad de esta grasa durante la edad adulta es interesante”, describen los autores.
Finalmente, el investigador Pérez-Escamilla detalla que “dar el pecho por al menos dos años se dice fácil, pero mi mensaje es que cuanto más tiempo se haga, más se van a beneficiar los niños y también las madres. La mayor duración de la lactancia materna beneficia a los bebés, pero también se asocia a una menor incidencia de cáncer de mama, de ovario, de hipertensión o enfermedades cardiovasculares”.